sábado, 30 de octubre de 2010

Entrevista...

Adrián Melis: 'el sindicalista'

Para muchos el 'marcar la tarjeta' para cronometrar su hora de llegada y de salida a un empleo no va mas allá de ese simple hecho. Para el artista Adrián Melis, todos los centros laborales presentan una oportunidad. Dentro del mundo del arte contemporáneo los centros de trabajo son una especie hornacina para elaborar obras que abarcan una temática contundente para muchos 'proletarios de a pie'.
"Las motivaciones principales de mi obra van dirigidas a la falta de interés de las personas hacia el trabajo como fuente de ganancias. La perdida de juicios éticos es algo de lo que formo parte diariamente en mi contexto. Aprovecharse de algo o alguien para beneficio propio, ser cómplice de una red en la que al final quedas fuera de peligro, son prácticas sociales de las que me valgo para construir una metáfora", explica Melis a ELMUNDO.es
La mayoría de las obras se presentan en un formato audiovisual. Principalmente son documentales de la serie de acciones 'performance' que realiza Melis en centros de trabajo como lo son carpinterías, almacenes y constructoras.
Según él, estas prácticas tienden a surgir en algunos casos del "oportunismo institucional administrativo", en otros, de la "no identificación o perdida de sentido de pertenencia hacia una estructura utópica proveniente de un sistema como el socialismo", dice Melis.

El arte hecho paradoja

En 'Vigilancia', el artista utilizó su amistad con un guardia de la carpintería para robar madera. Después uso la madera para construir una posta de vigilancia en el mismo centro de la carpintería para crear de esa forma lo que Melis describe como "un gesto paradójicamente útil". Esta obra formó parte del proyecto "Bueno, Bonito y Barato" y gano el premio de curaduría otorgado por la Agencia Española de Cooperación Internacional de la embajada española en Cuba.
Su arte también sirve para ridiculizar la relación entre un trabajador y su empleador. Una de sus series más recientes 'El valor de la ausencia', Melis se dedica a grabar telefónicamente los pretextos que los trabajadores den a su centro laboral por ausentarse. El artista remunera al trabajador por el derecho a la grabación de cada pretexto equivalente al descuento de salario que corresponden a los días ausentes una vez concluido el tiempo de ausencia.
Cuenta que le interesan las "contradicciones que genera ese tipo de actitudes en los mismo trabajadores". Explica Melis que en este tipo de relaciones "se genera una especie de desinterés hacia su mismo trabajo a punto de permitir de que cualquiera haga con eso lo que quiera".
Pero además de un posible desencanto con la realidad, sus obras también sirven para resaltar la falta de productividad que pueden tener un sector de trabajo bajo una crisis económica.
Producto de una ausencia de materiales para producir en una establecimiento estatal los trabajadores invierten su jornada laboral sentados esperando que concluya el día. En 'Elaboración de cuarenta piezas rectangulares para la construcción de un piso', el joven Melis dirige un vídeo donde genera una nueva forma de movimiento y le da vida a la fábrica.
¿Cómo? Cada uno de los trabajadores estuvo imitando los ruidos que se escuchan durante una jornada laboral de 8 horas a las 17 horas para registrar un aparente funcionamiento de la empresa: mezcladora de cemento, palas, camiones y carretillas.

Opus de las masas

Todo su trabajo tiene como fin una acción que relata las contradicciones eminentes de un mercado centralizado. De su intención artística explica Adrián Melis que "así actúo directamente sobre las necesidades del individuo en contraposición a su medio laboral, incitándolo a revelar informaciones verdades en relación con su mundo de inconformidades".
Agrega que esa tensión es la fuente proveniente de su trabajo, "desde ese lado del conflicto es que yo efectúo mis operaciones", resalta Melis.

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